¿Cuántas veces hemos caído en la tentación de comer caprichos culinarios que se esconden en los cajones de casa? ¿Cuántas veces hemos hecho una dieta estricta en casa, que rompemos cuando salimos a cenar fuera? Y es que es más fácil y cómodo comer una barrita de chocolate que preparar un plato de verduras
¿Cuántas veces hemos empezado una dieta hiper-restrictiva, para acabar devorando en una hora todas esas comidas llenas de grasas y azúcares? Y es que es más fácil y cómodo comer una barrita de chocolate que preparar un plato de verduras, repito.
Esto de bajar de peso no es una carrera de 60 metros, es una maratón de maratones. Y la estrategia que a mi me funciona es aplicar lo que viene a ser el “rombo de la alimentación”.
Arriba del todo, tenemos el dueto objetivos hacia el plan. Todo empieza por definir a dónde quieres llegar, y en cuánto tiempo. Vamos, cuantos kilos quieres bajar y en cuántos meses. Nunca llegarás a la meta si no sabes dónde está y cual es la fecha límite en la que la organización llevará la linea de meta a otra maratón.
Los escuderos de lujo son la planificación de menús junto con su posterior compra en un lado y meterse en la cocina a plasmarlos.
Y abajo, aunque sea igual de importante que los que están encima, disfrutar de la comida con una buena conversación. Ni móviles, ni televisión ni nada que nos quite la atención plena sobre la comida y las personas a las que tenemos el privilegio de escuchar.
Algo se puede delegar, pero uno mismo tiene que hacerse cargo de que todo salga bien. Hay que estar al pie del cañón para ver que corregir a cada paso, especialmente en los primeros pasos. La maratón no la puede correr otro por ti.
Si trazas flechas siguiendo en el orden arriba indicado el rombo pasará al rallo, la tormenta perfecta que trabajará a tu favor semana a semana para bajar de peso y mejorar en salud.