Unos lo llaman retrospectiva, otros mirada atrás. También se conoce como instrospección, auto-analisis. Al final, lo llame como lo llame, se trata de mirar dentro de mi para ver lo que no está funcionando y lo que puedo arreglar. A esta nomenclatura la siguen otros tantos posibles títulos …..
- Estancado en mí mismo. Porque en un estanque me siento cada vez que me enfrento a mis problemas crónicos. Y encerrado en mí mismo, como un erizo en peligro.
- No va a más. Porque siento que ya no me estoy quedando sin opciones para mejorar algo mi vida.
- Harto de repetir la apuesta perdedora. Porque siempre respondo a los envites de esta vida con las malas cartas de siempre y peor actitud.
- Que tocar fondo sirva para algo. Porque sé que, aunque hay un mundo más oscuro todavía, quiero coger impulso y salir a flote.
….. pero me quedé con el “Fe de erratas, gordas como toneles”. Este título insinúa que tomo conciencia de la encrucijada en la que me encuentro: o asumo que no hago las cosas todo lo bien que puedo en mis relaciones sociales, o me conformo con vivir aislado y apático. Y decido que ya vale de conformarme con una vida mediocremente feliz y sin desarrollar todo el potencial que atesoro para hacer felices a los que me rodean.
Todos tenemos unos referentes en los que nos refugiamos cuando las cosas se ponen feas, y feas están. El mi referente me conoce bien, es mi mujer. Solo tengo que dejar de hablar de mi mismo y escucharla. Entono el mea culpa y me pongo el buzo de trabajo para mirar el espejo y tomar conciencia de mis fallos:
El primer fallo que tengo que reconocer es que cuando alguien me toca mis principios comienzo una pelea a fuego. Escuchar puede sustituir a imponer.
El segundo es usar el sarcasmo como modo de comunicar mi desacuerdo. El ponerme a la tremenda hace que mi interlocutor entienda que no me tomo en serio la conversación, que la quiero dinamitar. Y así acaba normalmente la historia, dinamitada, sin posibilidad de exponer mis verdaderos argumentos.
El tercero es la pereza. Desde siempre he tenido la suerte de vivir en entornos en los que el listón me lo he puesto yo mismo. Lo malo es que al principio, soñador de mi, me lo ponía demasiado alto. Tras las decepciones se me olvidó recoger la meta del suelo. Ahora me toca, centímetro a centímetro, pasito a pasito, ir subiéndolo. Como si tuviera toda la vida por delante para ir entrenándome, pero sin la opción de fallar en el salto que tengo que dar cada día.
El cuarto, la gula. En en parte consecuencia de los tres primeros retos. Dicho de otra manera. Como en exceso cuando estoy aburrido o frustrado.
La historia de mis despropósitos no acaba aquí, pero yo si que voy a plantar por hoy. Voy a emplear la herramienta de focalizacionherramienta de focalizacion, y me voy a centrar en mejorar un poco cada día en las tres áreas, guerrear por mis principios + argumentar con sarcasmo + abrazar la pereza, para ver si de paso minimizo la gula.
Ser honesto con uno mismo, mirar con ojo crítico actuaciones pasadas no es fácil. En la publicación Autoanálisis nos propone el camino hacia el éxito en este difícil, pero no imposible.