Tengo un don. Cuando se trata de los problemas de los demás, siempre tengo un consejo para arreglarlos. Tengo una cruz, y es que cuando tengo que callármelos mas alto los pregono. Tengo la sensación de que siempre poseo la razón, y por eso la defiendo como si me fuera en ello.Tengo la certeza de que me toca soltar ese lastre de los «tengos», que me llevan más a hundirme que a salir a flote.
A base de pegarme contra mis propios muros he llegado a una conclusión. El que tiene que cambiar soy yo, yo y los muros que me pongo delante. El problema está centrado en mi manera de enfocar las relaciones. Desde pequeño he vivido orientado a resolver problemas. Y no solo lo he aplicado a mi mismo, sino que también se lo he pasado a mi entorno. No es mala actitud, pero tengo que aprender cómo canalizarla.
El otro día presencié una conversación que me inspiró. Mi mujer y su mejor amiga se reunieron después de unos meses sin verse. Se pusieron a hablar las dos, muchas veces se solapaban las palabras de la una con las de la otra. No pararon de hablar durante un buen rato. Ninguna intentó arreglar los problemas de la otra. Parecía como si simplemente quisieran sentirse escuchadas. Y las dos acabaron contentas de volverse a ver, y, de alguna manera, a escucharse.
Como yo no soy capaz de hacer dos cosas a la vez, decidí practicar más eso de escuchar y menos el hablar. Al escuchar, descubrí que cuando una persona te habla, se siente escuchada. Le estás dando importancia, y se siente mejor. Si además, esperas a que acabe lo que tiene que decir sin interrumpir, muchas veces, acaba encontrando el quid del problema ella sola.
Para rematar, descubrí el poder de las preguntas. El hecho de afirmar rotundamente mis soluciones pone a la otra persona en guardia, y empieza una lucha dialéctica por la posesión de la verdad. Como si la verdad fuera única y alguien la pudiera poseer. Sin embargo, si preguntas, muestras interés, a la vez que haces pensar en alternativas a tu conversado.
El sistema de escuchar de verdad y preguntar me ha ayudado, y seguro me ayudará, con mi relaciones personales.¿Quieres comentar tu caso en particular? Mándame un email a hola@aquiyoahora.es y te escucharé. también te preguntaré. Hasta que tu llegues a tu solución.